Desprendimiento
 

El Desprendimiento.

Depender emocionalmente de otra persona significa paralizarnos si esa persona no nos da su aprobación; ser felices o desgraciados según el humor o la conducta del otro; tener constantes expectativas por lo que queremos que el otro sea y frustrarnos porque no lo es.

Esta dependencia, este apego, puede adoptar varias formas:

Podemos preocuparnos excesivamente por una persona o un problema    (en cuyo caso el apego, es de nuestra energía mental). A través del tiempo nos vamos acostumbrando y comenzar a obsesionarnos con la gente y con los problemas que existen en nuestro ambiente y tratar de controlarlos ( en cuyo caso, nuestra energía mental, física y emocional, está dirigida al objeto de nuestra obsesión).

Podemos volvernos reaccionarios en vez de actuar auténticamente por voluntad propia (el apego es de nuestra energía mental, física y emocional).

Podemos volvernos emocionalmente dependientes de las personas que nos rodean (entonces sí estamos verdaderamente apegados).

Podemos volvernos niñeras (rescatadores, facilitadores) de las personas a nuestro alrededor (apegándonos firmemente a la necesidad que tienen de nosotros).

Si concentramos toda nuestra energía en la gente y  en los problemas, nos queda poco para dedicar al acto de vivir nuestra propia vida.  Si la tomamos toda para nosotros, no queda responsabilidad para los demás. Esta nos hace trabajar en exceso y quitarles bastante trabajo a los demás.  Así es como preocuparnos por la gente y los problemas no funciona. No resuelve los problemas, no ayuda a los demás y no nos ayuda, es energía desperdiciada.

Por supuesto que no nos volvemos dependientes de pronto, pues se necesita toda una vida en la que enseñamos a la gente a dominarnos y a tratarnos como si ellos se lo merecieran todo y nosotros no merecieramos nada.

Muchas personas escogen voluntariamente ser dependientes, porque esto les trae ciertas conveniencias, lo que llamamos ganancias enfermas. Así no somos responsables de nuestro propio comportamiento y podemos echarle la culpa a otros; no tenemos que correr el riesgo de decidir o cambiar, pues es más fácil ser seguidor que líder.

Se ha descubierto que el dependiente escoge serlo, pero acumula mucho enojo, resentimientos contra la persona que depende.El enojo acumulado, además de que incapacita o paraliza a la persona cuando no se llenan sus expectativas, no sólo la debilita emocionalmente, sino a veces también a una debilidad física, resultado de la tremenda frustración que vive. De aquí provienen muchas úlceras, fatiga, insomnio, hipertensión, estrés, depresión, etc.

El enojo reprimido parece no existir, pero ahí está agazapado detrás de una cara indiferente o una sonrisa estudiada. La negación del resentimiento es un alimento para la depresión.

El enojo y el resentimiento pueden estar guardados por años, quizá hasta parezca que han desaparecido; pero señales de que existen dan la voz de alarma, tales como sentimientos de desilusión y sensación de ser dejados a un lado, subidas y bajadas de peso sin razón aparente, dolores y enfermedades crónicas, evasión de relaciones con parientes y amigos, sensación de pérdida, etc.

Lo peor de todo es que sólo existen esos sentimientos negativos, sino que los sentimientos positivos como el gozo y el amor, son aplastados por los primeros. El enojo hace que el compartir la intimidad y el abrirnos se vuelvan cada vez más difíciles. Nos torna solitarios, extraños, rechazantes, desconfiados y resentidos.

El enojo necesita un enemigo y , a menos que definamos quién o qué es el enemigo, pelearemos en contra de alguien o de algo, sea o no el causante de nuestro enojo; y si esto no se soluciona, llegaremos a sentir que el mundo entero es nuestro enemigo y viviremos en un constante estado de defensa-ataque.

Las características de la obsesión a estar atado son: posesión, falta de respeto al otro, control, manipulación en la persona que controla y enojo, desamor y bloqueo emocional en la persona controlada.

Los frutos que produce esta conducta son muy negativos en la persona que es controlada: rebeldía, rechazo, enojo y culpa; resentimiento y confusión en la persona que controla.

Cuando nos volvemos demasiado dependientes, perdemos la capacidad de pararnos sobre nuestros propios pies y prescindir de la ayuda de los demás y, por ende, disminuye nuestra autonomía y libertad.

Para recuperarnos necesitamos el desprendimiento. El desprendimiento no es: un alejamiento frío, hostil, no es una aceptación resignada y desesperada de todo lo que la vida nos tira, no es vivir como robot, no es desatendernos de nuestras verdaderas responsabilidades.

Desprendernos no quiere decir que nada nos importe. Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso y compulsivo, nos volvemos capacer de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.

En el desprendimiento hay mucho amor y respeto; respeto a tu capacidad de crecer, respeto a tu capacidad de manejar los problemas, respeto al modo como quieres vivir tu vida, y amor, amor a tu única individualidad, amor a la esencia del ser que eres.

El desprendimiento se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí mismo, de que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar y que preocuparnos no sirve de nada. Cambiamos la energía hacia nosotros mismos: Dejamos de meter la mano en responsabilidades de otros y empezamos a atender nuestras responsabilidades, explorar nuestros sentimientos, satisfacer nuestras necesidades y luchar por nuestros derechos teniendo límites claros.

Es el Primer Paso, hacia nuestra desvictimización, dejamos de ser víctimas de otros, de nosotros mismos, de nuestra historia personal, de la vida. Nos hace ver nuestra impotencia ante lo que no podemos controlar, para que recuperemos nuestro poder.

Vivimos nuestra vida al máximo, pidiendo a nuestro Poder Superior que nos dé la serenidad para aceptar las cosas que no podemos cambiar, valor para cambiar las que si podemos y sabiduría para discernir la diferencia. Y empezamos a madurar emocionalmente.

La madurez consiste en “pasar del apoyo ambiental, al autoapoyo”. Nuestro desarrollo continuo depende de la capacidad que tengamos para ser independientes y de la habilidad con que usemos esta independencia para buscar en nuestro medio el apoyo que requerimos. Es necesario que exista un equilibrio entre nuestra capacidad para ser independientes y nuestra habilidad para pedir y aceptar el apoyo de los demás. El hecho de situarnos entre estos estados, nos proporciona una máxima libertad para decidir, por lo que somos responsables de elegir la fuente de nuestro apoyo, sea interna o externa.

Bibliografía

When Society Becomes An Addict (Cuando la Sociedad Llega a Ser Adicta) Anne Wilson Schaef,

Sharon Wegscheider, Another Chance, Hope and Help for the Alcoholic Family (Otra Oportunidad, Esperanza y Salud para la Familia Alcohólica)]

Satir, Virginia. (1981). Nuevas relaciones humanas en el núcleo familiar. México: Pax Mex.

Shostrom Everet, El manipulador, IDH, México

Branden Nathaniel, Como mejorar su autoestima, paidós, México, 1988

Melody Beattie "Codependent no more" tituladas "No seas más codependiente" "Codependencia" Editorial Patria, S.A. de C.V. Promexa

Folleto "Boundaries for Codependents" Rokelle Lerner publicado por Hazelden.

Preámbulo

Definiciones

Síntomas

Rol Familiar

Equilibrio Familiar

La Manipulación

Rol Manipulador

Desprendimiento

Bibliografía

Tratamiento

Escribenos para Solicitar Más Información
Para más información e-mail: informes@camporenacimiento.com,mx

Campo Renacimiento, A.C. Calle Héctor Oliveros No. 102, Col. Ejido Copalita,
Zapopan, Jal., México. C.P. 45200  
Tels y Fax: (33) 3817 7811, 3817-7812

Copyright © 2007 . All rights reserved.